jueves, 28 de abril de 2011

Buscando al Taliban en Nigeria


Una mañana calurosa de agosto 2007 en el pueblo de Maiduguri . Iba  en el incomodo asiento de un auto compacto mirando por la ventana buscando a un grupo de matones que se hacen llamar Talibán. Llegue a este pueblo que era antes un respetable centro de aprendizaje Islámico, para investigar este grupo de militantes que aterrorizaban a los locales extorsionándolos y que tomaron el nombre de Afganistán para aumentar su poder.
Había estado aquí ya por tres semanas con el fotógrafo Irlandés Seamus Murphy, pero hasta el momento no teníamos nada. Todo lo que había podido ver hasta el momento desde la ventana del auto era cientos de hombres parados esperando que los rezos del medio día empiecen. Mire pero no pude ver ni una mujer.
Nuestro traductor Mohamed, un profesor de ingles, nos había traído al mercado para cambiar dolares por la moneda de Nigeria "Naira". No era buena idea que dos piel rosada estuvieran en el mercado el viernes santo, así que Mohamed bajo a buscar al cambiador de dinero. Seamus ociosamente tomaba fotos. Habiendo trabajado en Afganistan por mas de una década, el estaba acostumbrado a multitudes como la que rodeaba nuestro auto y yo también lo estaba. Aun así me sentí claustrofobica mientras el sol de medio día ardía.
Miro por la ventana mientras Seamus toma fotos -click,click. Que estaría mirando? No veo nada especial.
Luego en la muchedumbre vi un hombre mirándonos. El hombre avanza hasta la ventana abierta. Miro al chofer. Estaba medio dormido encorvado sobre el volante.
"Dame la película! grito el extraño, vestido de blanco. Seamus trato de explicarle que no había película  pero el hombre no sabia nada sobre cámaras digitales. Metió su cabeza por la ventana. La muchedumbre se acerco. De repente seis manos, después ocho, tratando de arrebatar la cámara; resistiamos contra el tirón mientras Seamus trataba de hacer razonar a los hombres, hablándoles bajo como cuando uno lo hace con un animal asustado. Eso era lo que la muchedumbre parecía una bestia agitándose cada vez mas con cada segundo. La gente empezó a sacudir el auto, y de ahí, en un instante, cada hombre estaba armado con un machete. Veía por la ventana un mar de cuchillos.
Pensé, estamos muertos. Sacudieron el carro pero no pudieron abrir las puertas, porque no había manijas exteriores- una falla en el diseño que Seamus había estado criticando diez minutos antes.
La rabia de la gente se movía como agua. La sed de sangre se agotaba por momentos pero crecía después como una ola, envolviendo el techo del carro. Cada respiro parecía que duraba  como una hora.
Mohamed apareció entre la multitud. Lo agarraron y desapareció en un granizo de golpes.
Nuestro chofer abrió su puerta y se bajo a correr. Pero en un acto torcido de misericordia  dejo las llaves en
el encendido. Seamus las cogió. El carro se balanceaba como una balsa en una tempestad. De repente un hombre con gafas de espejo aparece entre la muchedumbre con un anciano  bajo.
"Soy policía!" grita. La gente sigue sacudiendo el carro. De pronto un hombre alto vestido de blanco aparece
"Alejense del auto!" grita el. Por su vestimenta y su pequeño sombrero me di cuenta que estaba camino a la
mezquita.
Juntos ,este profesor religioso, el policía y el pequeño anciano-un líder comunitario- se acercaron absorviendo golpes y rescataron a nuestro traductor . Seamus abrió la puerta y los cuatro subieron al carro. El profesor tomo el volante y avanzo entre la gente .Sentimos un bache en una de la ruedas delanteras.
Cuando ya estábamos a distancia segura , paramos para ver cual era el problema. Un atacante había clavado un machete en la rueda. El policía nos dijo que acabábamos de conocer el Taliban de Nigeria.

Originalmente publicado en ingles por Outside  por Eliza Griswold  autora de "THE TENTH PARALELL".

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